CANINO

Tres hermanos viven encerrados en su casa desde que nacieron, sus padres se esmeran en educarlos con sus propias leyes y normas que rozan en ocasiones el sadismo y el surrealismo tratándolos como eternos niños y protegiéndolos encarecidamente de los peligros del mundo exterior. Pasan los días entrenando, compitiendo, haciendo vídeos caseros y aprendiendo las lecciones que sus padres les imparten. Cristina, una empleada de la fábrica del padre, es el único vínculo que tienen con el mundo real. En una de sus visitas para saciar las necesidades sexuales del hermano, comete el error de dejarle a la hermana menor unas cintas de vídeo que perturbaran para siempre la enferma armonía de la cotidianidad de este extraño hogar familiar.

“ Papá nos ama.
Mamá nos ama.
¿Nosotros los amamos?
sí, los amamos.
Amo a mis hermanos y hermanas
porque ellos también me aman.
La primavera inunda mi casa,
la primavera inunda mi corazón.
Mis padres están orgullosos de mí
porque yo doy lo mejor.
Pero siempre intento hacerlo mejor.
Casa mía, eres hermosa y te amo.
Y nunca te abandonaré…” (El abuelo)